Después de varios días bien, que ni yo pensé que me sería tan fácil, hoy vuelvo a tener ese malestar en el estómago, ese nudo en la garganta y unas cuantas lágrimas que me mojan los ojos cuando recuerdo.
No vale la pena, me repito. Pero no puedo evitar que siga doliendo, no sé si me duele más el haber terminado con esa historia o darme cuenta de que pocas cosas eran de verdad. Y hoy sólo pienso en el silencio que guardan ciertas personas, el daño que hace... No tengo derecho a replicar ni a quejarme, al fin y al cabo sólo pagan con la misma moneda. Eso sí, demuestran que los buenos no son tan buenos, que hacen lo mismo que critican en cuanto tienen la ocasión. Contengo el impulso de coger el coche y acercarme, tan sólo a comprobar que hoy está más cerca. Pero, ¿para qué? ¿para hacerme más daño yo misma?
No vale la pena ni pensar en eso, me lo vuelvo a repetir otra vez, como si mi neurona fuera a hacer caso...
No te acerques a esas personas. La tentación es grande pero debes contenerte porque aunque no hay "lados", sí que los hay al fin y al cabo. La sangre es lo que tiene. Cuando pase el tiempo, cada uno quedará en el lugar que le corresponde pero probablemente¡ya ni siquiera te importará!
ResponderEliminarCuando sientas esa necesidad, imagínate todo lo que supone, los pasos que hay que dar. Como cuando dejas de fumar. Es fácil coger el cigarro pero supone volver a la casilla 1 y andar de nuevo tooodo el camino. Piensa que la voluntad es acumulativa: cuanto más tiempo pase, más fuerte se hará.
:-*
Me has dado una gran idea!
EliminarHace un rato he flaqueado por un momento, pero me he autoconvencido de que tengo que seguir adelante, sin mirar atrás y ser fuerte. Y exactamente es eso, como volver a coger un cigarro después de dejar de fumar. Pensaré en lo ya recorrido para evitar volver a dar un paso atrás. Me ha costado (y dolido) mucho llegar a donde estoy hoy, soy un poco más fuerte que hace unas semanas y no voy a tirar eso a la basura.
Un abrazo!