domingo, 30 de septiembre de 2012

Remolinos

Me siento en medio de un remolino, de un torbellino que me impide centrar la cabeza y pensar en una sóla cosa a la vez.

Una nueva oportunidad de trabajo, no es el trabajo de mis sueños, pero me facilitaría tanto las cosas. Algo seguro para mucho tiempo, dándome la posibilidad de levantar ese vuelo que necesito ya. Pero renunciaría a esta vida de nómada temporal que a la vez que quebraderos de cabeza me ha permitido conocer tantos lugares, tantos modos, tantas gentes, tantas amarillas.


Tú, que hasta hace unas horas no sabía si te echaba de menos o no. Los primeros días se me hicieron cuesta arriba, pero a medida que ha pasado el tiempo me he acostumbrado a tu ausencia. Y ahora, cuando ya no queda nada para volver a cruzarnos me dices que tienes ganas de verme. No quiero hacer caso, pero no puedo evitar sentir una sonrisa apareciendo en mi cara. La invitación está hecha... Quizás octubre traiga lo que septiembre no nos dejó.

Y ese otro, que esta semana ha estado tan presente, que me ha hecho visitar otro rincón donde descansa una de mis estrellas. Esa compañía durante horas de una guardia aburrida y ese café por la mañana. Desde hace unos meses ha cambiado su actitud hacia mí, me gusta su forma de recibirme y me ha confesado que aquel día lo hizo por mi. Pero, ¿por qué también es tan complicado?

No hay comentarios:

Publicar un comentario