lunes, 29 de octubre de 2012

Y puede ir a peor

Al final mira como acaba el día. Con una rabia y un cabreo monumental. Y eso que la tarde empezó dándome una sorpresa, poder volver a trabajar aquí, en nuestro lugar. Pero no, falsa alarma y yo de nuevo a unos kilómetros. Vale, me convenzo de que no pasa nada y que será una tarde igual que otras.

Pero no, me adelantas y lo veo venir de frente, freno, grito y me quedo temblando por lo que pudo haber pasado, a ti, a nuestra amarilla. Mala señal. 

Y exactamente, a partir de ahí todo a peor. Esa carta que firmas, que es un paso para ti, pero que te alejará de mi. ¿Cuándo? ¿Cuánto tiempo me queda? Me agobio, sé que cada vez tengo menos tiempo, que nuestras tardes se acabarán antes de que pueda darme cuenta. No quiero. Esto no va a ser lo mismo sin ti. Yo no voy a ser la misma.

Tengo que empezar a reaccionar. Te espero a la salida y mientras llegas recibo otra noticia. Esa guardia que llevo semanas esperando no es para mi, con lo que los planes de cena y de disfrutar el saliente contigo se van por el desagüe. Y lo peor es quién va a hacerla... Ella, no podía ser otra, no hay más gente, no. Y lo sabía, sabía que yo quería esa guardia. Ya veo que puedo ir despidiéndome de todos los contratos de esta zona porque me lo va a poner difícil. Con esta rabia sólo deseo que esa mañana de saliente nuestra amarilla esté bien lejos. 

Se hace la hora y llegas, pero la rabia me consume las fuerzas y no soy capaz de cruzar contigo más que tonterías. La compañía tampoco lo permite y casi que lo agradezco, porque sé que si estamos solos voy a reventar y tendría mucho que explicar. 

Como era poco llego a casa, repaso mail, redes... y ahí estás, ahí está. Ya sé que muchas veces sufrimos más por lo que creemos que pasa que por lo que en realidad sucede, pero tanta casualidad me toca un poco la moral. Y para rematar, me ignoras. ¿Qué pasa? ¿Hoy es uno de esos días que te importo una mierda? 

Mañana será otro día, pero sé que puede ir a peor. Quiero estar aquí ese dia, aunque signifique no tener trabajo. Quiero jugar mis cartas. Quiero que hablemos, que aclaremos o que termine más liada de lo que ya estoy. Pero es que no me queda tiempo...

2 comentarios:

  1. Cada vez que te leo más y más curiosidad me das...

    Ella? La que te quitó la guardia? Um, no sé quien es pero suena a la típica "ella" que aparece cuando menos queremos, esa ella que siempre es intuición. No sé si me explico, aunque yo me entiendo...

    Más abrazos!

    ResponderEliminar
  2. Jajajaja, ya ves que yo poco explico, pero me entiendo yo misma. Y sí, ella, la única que quieres tener a años luz y no se despega de tu sombra. Que cuando crees que ya no importa, que no puede influir en lo que pase, se asoma para recordarte que ahí está.

    Por lo menos estoy descansando un poco de ella ahora mismo en cuanto a trabajo se refiere.

    Un achuchón!!

    ResponderEliminar